sábado, 1 de marzo de 2014

Encuentro bajo la Lluvia




 Y ....... esa mañana cualquiera regresaba  a sus asuntos diarios después de su clase de gimnasia terapéutica, ese miércoles corriente andaba  apresuradamente, un poco acalorada aún del esfuerzo físico, entre sus pasos enérgicos, en su concentración de los menesteres que debía hacer.
A mitad de una subida en pendiente, la detiene un lugareño, ¡dios!.
Intenta hacer memoria, pero sus neuronas no se afanan en funcionar, llega pues a la conclusión, que no reconoce en absoluto , al señor que se le aproxima vivazmente.
Y..... preguntándose  ella misma, una y otra vez, ¿ quién es?.

Sin respuesta alguna, le dicen.
- Hola guapa, ¿cómo estás?, quisiera tener un momento para hablar contigo.

Ante su sorpresa, contesta educadamente.
- Pues usted me dirá que se le ofrece, la verdad es que no lo conozco.

-Ya preciosa ,  ya. Ya sé que no me identificas, pero te he visto pasar por aquí en algunas ocasiones, no he querido dejar pasar un día más , ni un instante más ,sin hablarte y acercarme a ti. No sé si me quedan muchos.....

Este hombre titubea sobremanera, ella  deduce que está nervioso y algo confundido, sin duda alguna por su atrevimiento, pensando que ronda los noventa años, seguramente. Que la contempla embelesado, con una mirada brillante, aún siendo longeva, que sus canas hablan del paso de los años, sus manos muestran las experiencias vividas, tal vez su pensamiento se aferra a un sueño perdido  , que quisiera recuperar.
No obstante, su caminar hacia ella ha sido firme, decidido, apoyándose en su bastón y con su bolsita diminuta de la compra ,   después de los primeros minutos de lógico asombro por su parte, le ha inspirado una infinita ternura, una sensación regeneradora.
Se ha quedado expectante, deseosa de saber lo que quería decirle.

-Verás hermosa, vengo de mis "mandaos", y al verte, esta mañanita gris que tenemos amenazando lluvia, se ha iluminado de repente.

-La empinada calle para mí se ha hecho más llevadera , me he imaginado con treinta años , comparándome contigo,  con deseos de preguntarte si eres casada o soltera. Sin querer ofenderte.
-Bueno, tú ya me entiendes, si tienes una persona al lado que te hace feliz, porque yo.... en fin yo........yo quisiera.........

¡La leche!, qué tesitura, que le puede decir a  este buen caballero, que no tiene la treintena edad que él presupone, que está soltera pero que tiene pareja, que sus estilosos piropos la dejan sin palabras ante lo inusitado de oírlos, qué está ya empezando a llover desenfadadamente.
Reflexiona a una velocidad de vértigo, pero sin querer herir ese sentimiento tan profundo que parece brotarle desde la franqueza y el recuerdo nostálgico,  pensando ella en su interior, ¡qué injusta la existencia!.
Ante su ancianidad y su madurez ,   en ese precipicio tan temeroso que nos encontramos todos ante el transcurrir, la descompensación entre la evidencia de nuestros cuerpos que nos delatan, y nuestra mente que se mantiene lúcida sin desgaste alguno.

-Pues me siento muy halagada, sorprendida con lo que me dice usted, pero en verdad, siendo honesta ,  tengo que decirle que tengo a alguien a mi lado, como si estuviera casada, vamos.....

- ¿Estás segura ?, ¿ Así es , no?.
- Si , si, si estoy segura.

-Me alegro por ti, que se le va a hacer, es una pena, es una verdadera lástima, pero estoy muy satisfecho de haber hablado contigo, he disfrutado de tu compañía, de la conversación. Confío hasta más ver........

- He de decirle lo mismo, su simpatía, su elocuencia , me han emocionado, conmoviéndome en esta jornada. Hasta pronto.......

Cada uno ha tomado una dirección distinta, ella  alejándose con una sonrisa cuesta para arriba,  el caminando despacito cuesta para abajo. No quiso volver la vista atrás, le pareció mágico tal pequeño suceso, cómplice acontecer.
Dejando expandir su inventiva, pensó en este varón con su juventud, en los  días sin compromiso de ella, qué hubiera podido ser. En otro momento de ambos sus destinos, en otro espacio de los tiempos.........
Sin embargo, lo que más ardientemente suscitó en ella aquel encuentro, fue el deseo de llegar a su edad avanzada, con ese fulgurante ímpetu, con esa sublime ilusión. Salir a la calle con las mismas ganas intactas de palpitar ante la vida misma, sin pausas, hasta los últimos alientos de nuestro ánimo, o las penúltimas fuerzas de nuestra naturaleza.

Puede ser, que otra lluviosa mañana cualquiera, vuelva a tropezarse con él, a su  encuentro........


 





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