aquella a quien le precedían sus pasos en mi alcoba,
en cuyas pasiones
se cobijaban mis alientos.
Mujer que
atesoras en tus entrañas la vida
que fluyes
de la seducción de tus labios
a la
voluptuosidad de tus caderas.
Aquella en
cuyo deseo revivo, perezco, vuelo.
De tus
esencias de antaño, se alimentan mis recuerdos
y no hallo sombras que me muestren tu cuerpo
ni palabras
que me murmullen tus silencios.
Mujer que me
enredas , enredando mi alma
sucumbiendo sin
reservas, a mi locura ciega
en cuyo distanciamiento más loco me siento.
Huyendo de
la cordura, si ésta se pierde a tus ausencias.
Mujer que anhelo
, mujer que amo.
Aquella
mujer que permanece en el entramado de los años
dónde habita
siempre, en los sones de mi memoria
rendido yo,
al gozo imperecedero de sus encantos.
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