lunes, 31 de marzo de 2014

Ellas Son

  A Virtudes Reza y María Sánchez
 "Hasta cuando trotemos de nuevo en la luz de nuestro retorno,
      ellas estarán cobijándose en las tramas de mi recuerdo"
                                                        Marisa Duque.


 
Mujeres  lado a lado
con áridas espinas en sus campos labrados
son  las simientes germinadas entre el trigo dorado.
Con gritos repetidos de sus duendes imaginados
son los pliegues a un silencio recuperado.
 Mujeres lado a lado
con crujidos de la tierra  en sus deseos soñados
son los verbos despojados a un vacío olvidado.
 Con almas de luz  en sus presagios predestinados
son  las espigas quebradas al viento murmurado.
 Mujeres lado a lado
hombro a hombro, mano a mano
con hechizos exultantes en sus ingenios amados.
son las tejedoras infatigables en hilos de su verso creado.
Son ellas, mujeres a mi lado.
 

viernes, 28 de marzo de 2014

Impetuosa Sabina




Sabina, mujer madura. Era exuberante en sus formas, elegante en sus maneras , apasionada en sus artes de amar. En cada vida nueva que comenzaba dentro del transcurso de su propia vida, adoptaba una determinada costumbre, que la hiciese rememorar el antes y el después.
En aquella ocasión, habiéndose filtrado brisa fresca por sus ventanas ,  decidió cortarse  su larga melena morena. Renovando así, su imagen para renacer en reemplazados brazos amatorios.
A él  ,joven muchacho, lo había conocido de forma fortuita, en una tarde lluviosa de traviesa primavera, cuando acudía a un evento social, en el centro de la ciudad.
A la vivaz impetuosidad de ella, se unía el sosiego armonioso de él. Eran como la distancia que separa el día de la noche, como la atracción imantada de dos polos opuestos que se atraen, como el redicho manido de un sin ton ni son. De mundos contrapuestos, muy lejanos, extraviados cada uno de ellos en el suyo propio, sin encontrarse a sí mismos.
Sin embargo uniéndose , entrelazándose, formaban  una espectacular fusión, esto pensaban la mayoría de sus amigos,  no sin ciertos atisbos de celo, tan distintos y tan compenetrados al unísono. Así eran ellos vehementes,  arrebatadores, ardorosos, hasta la sinrazón.
Astros efímeros en la fogosidad del universo de sus encuentros, volcanes en erupción retozando en el lecho, dos cuerpos indivisibles  enmarañándose entre las sábanas de la noche.
El resto en nuestra inquietante contemplación, ellos observando con indiferencia,  oídos sordos a los dimes y diretes. Paseando con altivez ,sus miradas cómplices delatadoras, entregados a la locura de sus sentimientos, perdiendo al completo el sentido. El sentir de los sentidos .
Deseándose , se deseaban dichosa e irracionalmente  , tal vez no habían elegido amarse , tal vez no podían renunciar a ello.Tal vez y solo tal vez su mezcla explosiva aún no siendo prohibida , fuese peligrosamente envidiable.

martes, 25 de marzo de 2014

Océano

 
Es en esta inmensidad Oceánica, dónde reside la perspectiva de mis intenciones, que me atrape el oleaje, que retroceda la marea ,arrastrándome Océano adentro .
En las aguas me adivino capaz e inteligente, mucho más que en las grietas de la tierra, cuyas oquedades necias, me ciegan, me aturden el entendimiento. Océano del sentido.




 


sábado, 22 de marzo de 2014

La Mujer que Habita en Mí


 Mujer que habitas en los sones de mi memoria
aquella   a quien le precedían sus pasos en mi alcoba,
en cuyas pasiones se cobijaban mis alientos.
Mujer que atesoras en tus entrañas la vida
que fluyes de la seducción de tus labios
a la voluptuosidad de tus caderas.
Aquella en cuyo deseo  revivo, perezco, vuelo.
De tus esencias de antaño, se alimentan mis recuerdos
y no hallo  sombras que me muestren tu cuerpo
ni palabras que me murmullen tus silencios.
Mujer que me enredas , enredando  mi alma
sucumbiendo sin reservas, a mi  locura ciega
 en cuyo distanciamiento más loco me siento.
Huyendo de la cordura, si  ésta se pierde a  tus ausencias.
Mujer  que  anhelo , mujer que amo.
Aquella mujer que permanece en el entramado de los años
dónde habita siempre, en los sones de mi memoria
rendido yo, al gozo imperecedero de sus encantos.








jueves, 20 de marzo de 2014

Mares de Arena




Se  decidió de nuevo, era la segunda vez que viajaba a Marruecos, en su primer viaje había conocido las ciudades populosas de Rabat, Casablanca , llegando hasta la moderna Agadir. Ahora  su interés era traspasar las puertas del Sahara , adentrándose en esta vasta extensión mágica, miles de hectáreas con infinitas dunas, esculpidas con la fuerza de vientos y arenas, siempre en movimiento.
Tomando el avión hasta Marrakech, en esta importante ciudad  a pie del Atlas, permanecería dos días, la denominaban la Perla del Sur, siéndolo sin duda alguna, por sus palacios de las mil y una noches, por sus monumentos  patrimonios de la humanidad .
Visitó las mezquitas, deambuló por la medina, perdiéndose por calles , por plazas de diferentes barrios ,paseando  en  jardines exultantes , incluso comprando artesanía típica marroquí , el viajero podía tropezarse con tiendas en cualquier recoveco, estaban por doquier.
Innumerables rincones que descubrir en esta ciudad , pero sin demasiado tiempo disponible. Al tercer día , en una mañana radiante, pletórica , tras abandonar el hotel, se encaminaron hacia Ouarzazate, en  todo terreno junto al conductor y dos mujeres más , desconocidas para ella.
Como le habían referido  increíbles peripecias  acontecidas en este enigmático y gran desierto del mundo,  no veía el momento de zambullirse en él.
Ansiaba contemplar los llamados campos de dunas o mares de tierra con  su mirada perpleja, el cielo estrellado  iluminando la oscuridad de la noche, con más fuerza que en cualquier otro lugar del planeta, las espectaculares puestas de sol. Todos esos mitos sobre el desierto, esos paisajes que  decían rasgaban el aliento.
En la carretera polvorienta, sobre la marcha , las formas terrestres se iban sucediendo , una cordillera montañosa, algunas veces volcánica, ya a pocos kilómetros, a la vera de las dunas de Ergio, que parecían esculturas movientes, se visualizaban las primeras tiendas de nómadas, dónde estarían algunas jornadas con los bereberes.
Con ellos disfrutaría del relato de sus vidas en primera persona, de su especiada comida,  de su reconocida hospitalidad , montaría en sus dromedarios, dormiría al raso de ese singular firmamento.
Era tan idílico todo que había olvidado la posibilidad de verse  sorprendida durante su sueño, por algún que otro escorpión  o por alguna víbora de arena.
Después de estas cálidas vivencias, se acercaban al destino deseado por ella, el oasis de fint, su intuición le suscitaba que en ese último trayecto  del viaje ,viviría  una aventura , le devoraba un excitante presentimiento, era su última noche , era una noche en el oasis.
Ni aún con su poderosa imaginación , hubiera podido aproximarse a la visión de aquella exuberante forma de vida en un entorno tan árido, nunca hubiera sospechado que esos acuíferos que alcanzaban la superficie, pudieran ser tan endiabladamente hermosos.
Un vergel de variedad de flores, de árboles frutales, había bellas acacias, sugerentes palmeras datileras, sombras refrescantes, naturaleza virgen. Un espejismo del desierto, entendió entonces  el sentido pleno de esta alusión. Cerca del río sinuoso, de vivo caudal, se situaba la agrupación de kashbas, construidas con ladrillos de adobe , de color rojizo a tierra ardiente, servían para protegerse del sol implacable, del calor sofocante.
Estaba segura de  encontrarse en el paraíso, de la nada emergía un todo ,en aquella inmensidad, ella en plenitud. Absolutamente.
Instalados confortablemente ,llegó la hora de la cena, dispuesta ésta en una elegante jaima, aunque fuera entendida como atracción turística, de cuyo embrujo  provenían  unos cánticos y una música árabe inconfundible,apasionada.
Estaba distraída conversando con el guía, cuando vio aproximarse una estilizada silueta .Adivinaba acertadamente, que se trataba de un tuarec, con  turbante de color azul añil cubriéndole prácticamente todo el rostro, dejando al descubierto unos expresivos ojos negros de inquietante observación, de arrebatadora belleza, invitándoles a seguirle.
Ella se quedó apenas unos momentos rezagada del resto del grupo, cuando el hechizado personaje le tendió su brazo , en señal de caballerosidad , para acompañarla. Sin mascullar palabra, muda su voz, tembloroso su semblante, un sofoco desatado le recorría todo su cuerpo, su agitado corazón le impedía respirar con normalidad.
El rompió el silencio, preguntándole si era su primera vez  en el desierto, si era su primera noche en el oasis. Ella asintió con un movimiento leve de cabeza, él sonrió abiertamente, seductor, seguro de si mismo. Susurrándole que las noches en el desierto perduran en la memoria de quien las siente, por siempre, que su noche en el oasis sería una experiencia indescriptible, perdurable al paso de su existir, a una larga existencia. 
Bien  sabía ella que una  noche en el oasis, supondría la ventura apasionante de su propio interior, un reencuentro al sentido de sus emociones postergadas.

sábado, 15 de marzo de 2014

Tu Voz Ausente







       Sé ,que habría de hallarme en tu regazo, 
     imperecedero en mi sentir, a mi reminiscencia.
     Mi refugio indemne.
     Más no eran tiempos indulgentes.
     Hablaban de tu tez morena , negro cabello, ojos miel.
     Tu partida temprana, dejó mi niñez solitaria,
     las zarpas malévolas de tu sino ,predestinando al mío.
     Urdiéndote, te adivino.

    Acaso, poseías  una silueta espigada, 
    delicados tus suspiros, como  frágiles porcelanas.  
    Había sutileza en tu aroma , aromas de canela.
    Serían recias tus manos,  alongados tus dedos.
    Son recuerdos ajados.
 
    Me aferro en tu carencia,  me instigan a olvidarte, 
    no es mi deseo. No, no quiero.
    A mi vera  tus breves años, de soslayo.
    Pero juiciosa en tus esencias , esencia de mujer,
    me confiaste al amparo, de quien amabas.
 
    De ella viviría sus arrullos , calmaría mis llantos,
    segaría malezas despejando las rutas, rutas de mi vida.
    Me mostraría  tu presencia , difuminando tu partida.
    Pronunciando, las palabras en tus silencios.
    Vitoreando, los sonidos de  tu voz .
 
    Nunca ya , ausente  en mí.
    Nunca ya, tu voz ausente.








Aromas de Infancia







En mis recuerdos perviven aquellas coloridas esferas que se elevaban al firmamento, vitales, traviesas. Guardo intacta esa imagen en mis retinas transcurrido el paso de los años. Con certeza , no logro discernir qué edad tendría en aquel entonces, pero no olvido jamás los atardeceres  mágicos de primavera junto a mi madre en el parque.
Después de su trabajo, me recogía de la escuela , y me preparaba con esmero la merienda , y entonces nos íbamos paseando hasta  los jardines próximos  a nuestra casa. Allí jugaba infatigable con otras niñas, en el placer irrepetible de disfrutar de la inocencia,  viviendo esos bellos aromas de  infancia que tan sabiamente supo darme.
En apenas veinte minutos llegábamos; accediendo por la entrada principal   los perfumes a jazmín, a azahar  nos despertaban el olfato. La variedad de rosales y buganvillas  nos regocijaban la  mirada, deleitándonos nuestros sentidos  al unísono.
Atravesábamos la zona ajardinada; seducidas  por los setos recortados de caprichosas figuras  encontrábamos al paso los  alargados cipreses, los olorosos pinos y dejando atrás las hileras de abetos nos adentrábamos en el paseo de los álamos, llegando siempre al pequeño lago. A mi madre le encantaba observar el  nadar torpe de los patos, las  barcas ocasionales que serpenteaban en el agua, los pájaros posados en las barandillas que esperaban capturar las migajas de pan que arrojaban los caminantes.
Ella, tranquila, se sentaba en un banco  de madera, adormecida, a veces,  por el sonido  refrescante de la fuente cercana y  otras se afanaba en la lectura de algún libro. Mientras, yo me divertía  despreocupada y ella en la corta distancia velaba  mis movimientos.  Se aproximaba cuidadosa , me balanceaba en el columpio y algunas tardes levantábamos  castillos de cuentos, en la arena.
Yo no era una niña caprichosa, pero ese día  vi a un vendedor ambulante,  con muchos globos de colores, iba vociferando su mercancía de un lado para otro, eran majestuosos, parecían flotar en el aire con alas invisibles, como suspendidos  en la atmósfera sin que estuvieran asidos por mano alguna.
No  podía dejar de mirarlos  atraída por un deseo impetuoso de  atrapar cada uno de ellos,  hechizada con su ondear al viento. Entonces supliqué a mi madre  que me comprase al menos  uno, aunque fuera el más insignificante.
Ante mi asombro, ella se alejó veloz tras el vendedor,  regresando  con todos los globos de colores, mientras mis sollozos se ahogaban en la emoción.
Aquella tarde las dos nos abrazamos entusiasmadas, mirándonos a los ojos sin pestañear, a la vez que unas lágrimas candentes  descendían por nuestras mejillas.
Sin mediar palabras los echamos a volar todos, en un viaje simbólico hacia la libertad   que junto a nuestros sueños ascendieron muy alto.
Retorno a aquellos momentos inolvidables de mi niñez y la plenitud me sigue embargando y pese a la gran ausencia de mi madre  una sonrisa me dibuja el rostro.
Dónde ella esté , estará atesorando mis globos y junto a ellos, mi memoria.





domingo, 9 de marzo de 2014

Miedo y Duda Razonables






Percibía el bullicioso ruido que procedía del café, se filtraba desde el  pasillo que conducía a su camerino, penetrando por la puerta , hasta llegar a sus oídos, escuchaba el murmullo ajetreado de los asistentes , como si él mismo se encontrase entre ellos.
Hasta entonces , no había experimentado ese miedo escénico del que otros compañeros le habían hablado, ahora si, en su gran noche, entendió lo que esa manida frase significaba. Hubiera preferido no ser consciente ,  sabedor al tiempo, que esa circunstancia no sería  posible.

Repasaba mentalmente  una y otra vez  en su cabeza, todos los números que  había programado,  estaba  bastante nervioso, muy  impaciente, con ganas de encaramarse  al escenario, actuar  quedándose satisfecho.
Temeroso, por otra parte, deseaba salir corriendo, como alma que lleva el diablo, aunque era demasiado tarde para escapar, acababan de comunicarle que restaban cinco minutos para salir a escena.

Había cuidado meticulosamente su vestuario, el maquillaje, ensayando su porte segura hasta la saciedad,  practicando los juegos de magia que iba  a presentar  llegando a conocerlos de memoria, sin embargo no había contado con ese sentimiento dubitativo que le invadía implacablemente.

¡Qué  contratiempo!, no había previsto que  las dudas de un mago pudieran manifestarse en momento tan inoportuno, imaginaba que la indecisión era una reacción  lógica , añadida  a la  condición  de artista, ante el respeto que imprime un público que  reclama siempre un buen espectáculo.

Pero que fueran a presentarse justamente en los instantes previos a la que debía ser su actuación estelar, le superaba. Como mago nobel que era, esas inseguridades de  recién estrenado, le turbaban su serenidad.
Estaba confuso, no era capaz de recordar si había dispuesto que el primer truco fuera el de las cartas, continuando con el de las palomas, o  si directamente empezaba haciendo desaparecer mágicamente a su ayudante, para así impactar al espectador. ¿ Cómo era el principio?, o bien era  a la inversa…......

¡Cielos!, no habría olvidado  la chistera  de terciopelo, o el manto de seda con el que ocultaba el baúl de las desapariciones, súbitamente pensó  en quien le habría mandado a él meterse en tal tesitura, o por cuales artes de magia, nunca mejor dicho, podría salir venturoso de la situación.

Ante estas cavilaciones se debatía, cuando encaminándose entre bambalinas , el presentador anunciaba su nombre , se levantaba el telón,  sin remedio alguno. Se produjo un elocuente silencio, prosiguieron los aplausos , ansiados aplausos , el antídoto a su malestar.
El rictus serio de su rostro se fue recomponiendo, su mirada  recuperaba  su luminosidad, esbozaba una amplia sonrisa, contundente en sus pasos.

Se iniciaba su transformación, los nervios se difuminaban sigilosamente, la energía se materializaba en todo él, razonablemente tornaba a la calma, con ella todas las dudas de un mago se desvanecían, se sentía preparado, sabía que rozaría el éxito.

Paz que Siento




















 Te  hallé esquiva, tan incierta en lugares lejanos,
espejismo ,  en un  desierto estéril.
Al olvido, te piensan  obvia, por añadidura.
De puntillas en la vida , sin intentar entender tu murmullo.
Oídos sordos, que no quieren escucharte.
Miradas ciegas, que no desean contemplarte.

Qué sinrazón ignorarte, tú que eres un todo.
Tan necesarios tus abrazos, tus mimos.
Universo pleno, para confiar nuestras almas.

Vuelve  de dónde un día huiste, regresa.
Permanece, porque sé que existes.
Hoy , más que  nunca, tornas en sentido
soñarte, alcanzarte, amarte.
Aún pesarosos sean  tus pasos, no hablaré de abandonarte,
con júbilo tu arrullo, es como te siento.....


miércoles, 5 de marzo de 2014

Desde el Foro




Hoy, he descubierto el atardecer junto al Palacio de Oriente, entre sus jardines verdes, sus abetos imponentes, sus setos impecables. Esas estatuas blancas que parecían expresarse, con la majestuosidad de este edificio emblemático de la ciudad de Madrid, me abrazaban el espíritu del recuerdo, en mi reminiscencia.
El cielo rojizo se desvanecía en la tarde, entre tejados y viandantes, la luz perpetraba por las calles con una intensidad transparente rozando lo divino , la magia de volver, de sentir que nunca te has ido.
Amo mi ciudad, que me vio nacer , amo poderosamente sentirmebienvenida, como si los años de mi ausencia nunca hubiesen existido y retomara el pulso en el preciso momento intacto, en el que lo dejé.
Encuentro a mis amigos como si los hubiese visto el día anterior, me contemplo privilegiada de tenerlos, de abrazarlos, de experimentar que aún el paso de décadas, continuamos hablando un mismo lenguaje.Las palabras de la ternura, de la nostalgia, del placer dichoso de compartir de nuevo.
A manera de,  partícula a su elemento o materia a su sustancia, me mezclo con los ruidos, las prisas, el tumulto, sin  ser consciente. El ritmo frenético recorre por mis venas, olvidándome de dónde vengo,  de saberme de paso ,sin importarme adónde voy. Porque ya sé, que estoy en mi lugar, en mi sitio.
Intensamente viviré estas estancias que harán rejuvenecer mis fuerzas ,  que habrán de resarcir mis carencias ,disfrutaré de aromas repletos de sentimientos, me emborracharé de emociones recuperadas.
Y en la locura de la gran ciudad, yo me sentiré más cuerda que nunca.

 

sábado, 1 de marzo de 2014

Encuentro bajo la Lluvia




 Y ....... esa mañana cualquiera regresaba  a sus asuntos diarios después de su clase de gimnasia terapéutica, ese miércoles corriente andaba  apresuradamente, un poco acalorada aún del esfuerzo físico, entre sus pasos enérgicos, en su concentración de los menesteres que debía hacer.
A mitad de una subida en pendiente, la detiene un lugareño, ¡dios!.
Intenta hacer memoria, pero sus neuronas no se afanan en funcionar, llega pues a la conclusión, que no reconoce en absoluto , al señor que se le aproxima vivazmente.
Y..... preguntándose  ella misma, una y otra vez, ¿ quién es?.

Sin respuesta alguna, le dicen.
- Hola guapa, ¿cómo estás?, quisiera tener un momento para hablar contigo.

Ante su sorpresa, contesta educadamente.
- Pues usted me dirá que se le ofrece, la verdad es que no lo conozco.

-Ya preciosa ,  ya. Ya sé que no me identificas, pero te he visto pasar por aquí en algunas ocasiones, no he querido dejar pasar un día más , ni un instante más ,sin hablarte y acercarme a ti. No sé si me quedan muchos.....

Este hombre titubea sobremanera, ella  deduce que está nervioso y algo confundido, sin duda alguna por su atrevimiento, pensando que ronda los noventa años, seguramente. Que la contempla embelesado, con una mirada brillante, aún siendo longeva, que sus canas hablan del paso de los años, sus manos muestran las experiencias vividas, tal vez su pensamiento se aferra a un sueño perdido  , que quisiera recuperar.
No obstante, su caminar hacia ella ha sido firme, decidido, apoyándose en su bastón y con su bolsita diminuta de la compra ,   después de los primeros minutos de lógico asombro por su parte, le ha inspirado una infinita ternura, una sensación regeneradora.
Se ha quedado expectante, deseosa de saber lo que quería decirle.

-Verás hermosa, vengo de mis "mandaos", y al verte, esta mañanita gris que tenemos amenazando lluvia, se ha iluminado de repente.

-La empinada calle para mí se ha hecho más llevadera , me he imaginado con treinta años , comparándome contigo,  con deseos de preguntarte si eres casada o soltera. Sin querer ofenderte.
-Bueno, tú ya me entiendes, si tienes una persona al lado que te hace feliz, porque yo.... en fin yo........yo quisiera.........

¡La leche!, qué tesitura, que le puede decir a  este buen caballero, que no tiene la treintena edad que él presupone, que está soltera pero que tiene pareja, que sus estilosos piropos la dejan sin palabras ante lo inusitado de oírlos, qué está ya empezando a llover desenfadadamente.
Reflexiona a una velocidad de vértigo, pero sin querer herir ese sentimiento tan profundo que parece brotarle desde la franqueza y el recuerdo nostálgico,  pensando ella en su interior, ¡qué injusta la existencia!.
Ante su ancianidad y su madurez ,   en ese precipicio tan temeroso que nos encontramos todos ante el transcurrir, la descompensación entre la evidencia de nuestros cuerpos que nos delatan, y nuestra mente que se mantiene lúcida sin desgaste alguno.

-Pues me siento muy halagada, sorprendida con lo que me dice usted, pero en verdad, siendo honesta ,  tengo que decirle que tengo a alguien a mi lado, como si estuviera casada, vamos.....

- ¿Estás segura ?, ¿ Así es , no?.
- Si , si, si estoy segura.

-Me alegro por ti, que se le va a hacer, es una pena, es una verdadera lástima, pero estoy muy satisfecho de haber hablado contigo, he disfrutado de tu compañía, de la conversación. Confío hasta más ver........

- He de decirle lo mismo, su simpatía, su elocuencia , me han emocionado, conmoviéndome en esta jornada. Hasta pronto.......

Cada uno ha tomado una dirección distinta, ella  alejándose con una sonrisa cuesta para arriba,  el caminando despacito cuesta para abajo. No quiso volver la vista atrás, le pareció mágico tal pequeño suceso, cómplice acontecer.
Dejando expandir su inventiva, pensó en este varón con su juventud, en los  días sin compromiso de ella, qué hubiera podido ser. En otro momento de ambos sus destinos, en otro espacio de los tiempos.........
Sin embargo, lo que más ardientemente suscitó en ella aquel encuentro, fue el deseo de llegar a su edad avanzada, con ese fulgurante ímpetu, con esa sublime ilusión. Salir a la calle con las mismas ganas intactas de palpitar ante la vida misma, sin pausas, hasta los últimos alientos de nuestro ánimo, o las penúltimas fuerzas de nuestra naturaleza.

Puede ser, que otra lluviosa mañana cualquiera, vuelva a tropezarse con él, a su  encuentro........