Existe
una distancia más fría y gris, que aquella que es real e inevitable; la que nos
dicta una razón involuntaria , siendo difícil de aceptar. La lejanía que
enmudece nuestros labios, sin palabras que puedan expresarse, sin llegar al
destino de oídos que deseen escuchar. Un tiempo presente trazado en planos de
carencia , dónde paradójicamente se rebosa la plenitud; ideando no perecer en
sutiles tramas decadentes. Acaso preguntas sin respuestas, miradas sin miras,
entendimientos sin sentidos. Los empinados peldaños en la vertiginosa escalera
de la vida , hace que la lejanía de nuestros pasos no logre atrapar tanta
distancia, que se quiebra.
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