Eras una decadencia misteriosa,
crepúsculo
de dioses
cuando
el viento bailaba a capricho
como
bufón de majestuosa corte
desmedido
y tumultuoso,
en
una época de omisión.
En
la distancia
ondeaban
las telas de colores
en el hechizo del paralelo,
albergadas en el Olimpo
revoloteaban mágicamente.
Trazaban
siluetas al aire
como
sutiles danzarinas.
Perfiladas
en indefinido contorno
parecían
moverse en la divinidad.
Envueltas
en sedas resbaladizas
en
su frenético bailar, giraban.
Una
brisa de quimera
portaba
el perfume de aceite de coco,
extendido
por sus gráciles cuerpos.
Sintiendo que distinguía
un espejismo de una madrugada velada,
como
las de un desierto intemporal.
Imágenes
desdibujadas
que
las arenas mecían.
De
aquellas que danzaban
en
los colores imaginarios,
los
que sólo pernoctas en mi sosiego.
Era tu decadencia.
Era tu decadencia.