El viento
marino se enredaba en mi pelo, el aroma del presente invadía las estancias de
mi alma, en ese justo momento, aquella brisa fresca cobraba el mayor sentido de
una realidad, que a veces ignoramos por temor.
Cegando mi
mirada, viajaba hacia aquellos aromas de deleite, en un tiempo ambiguo, que no
quiere detener su marcha.
Siendo las
cuitas ahora dichas, siendo el tedio
ahora júbilo...
Ventanas
abiertas de par en par para observar las tierras fértiles, las mareas en su
esplendor, tantos paisajes de una memoria olvidaba, que retoman el pulso a la
existencia.
Emociones que subliman, sin pretenderlo, ese inflexible cronómetro
en la precisión de los instantes.
Y a veces un
sentimiento ... es tan sólo eso... un instante arrebatado a la vida.
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