Sé de tus
ojos velados en la sombra del silencio,
de tus manos
encadenadas en fronteras frías.
Sé de tus pasos ciegos en caminos lejanos,
trazados a
golpe de ignorancia y sangre.
Tu palabra muda de libertad
errante por la
tierra abandonada
como un quiebro
del ser , que es desgarro
en sordas
estancias.
Eres una paz
caduca, insostenible.
Sin tiempo en
una locura de omisión,
en desiertos
de inútil entendimiento.
Olor a fruta
nauseabunda
prendida en frágiles
ramas de algún árbol,
que no le permiten
madurar.
Tan vulnerable te muestras,
aterida es lugares insurrectos.
Tan desnuda,
clavada con espinas punzantes
en puños del
olvido.