No
muy lejos de su casa, atravesando un campo repleto de girasoles, ahora ya
recolectados , hay varios caminos que
conducen a una loma.
Le
encanta posicionarse en ese lugar para sin esfuerzo alguno, divisar la
lontananza .Como los leones se sitúan en un promontorio de la llanura para
divisar la deseada caza.
Como siempre el infinito azul oceánico, cuya presencia es imposible de eludir, en esa tarde con pequeñas olas que apenas se apreciaban en su romper en la orilla, la franja de arena no muy grande, adivinándose que ha habido marea alta.
La torre vigía de piedra, acreditando los vestigios de una civilización pasada, imaginando los centinelas que allí estuvieron custodiando las aguas, y los barcos tal vez corsarios, que en otros tiempos pudieron arribar.
Como siempre el infinito azul oceánico, cuya presencia es imposible de eludir, en esa tarde con pequeñas olas que apenas se apreciaban en su romper en la orilla, la franja de arena no muy grande, adivinándose que ha habido marea alta.
La torre vigía de piedra, acreditando los vestigios de una civilización pasada, imaginando los centinelas que allí estuvieron custodiando las aguas, y los barcos tal vez corsarios, que en otros tiempos pudieron arribar.
Hoy convertida la
atalaya, en cobijo de paso para muchas aves.
A la derecha, el ocaso rojizo del sol, con fuerza aún en sus destellos, como resistiéndose a su partida, emitiendo sus rayos que embellecen el paisaje.
A la derecha, el ocaso rojizo del sol, con fuerza aún en sus destellos, como resistiéndose a su partida, emitiendo sus rayos que embellecen el paisaje.
A la
izquierda, como en un ademán burlesco, casi llena, la luna resplandeciendo
vigorosamente, con una luz inusual para todavía no estar próximo el anochecer.
Le ha parecido un cortejo, como una danza tribal ancestral, dónde el sol fulgurante da la bienvenida a la luna salvaje y ambos se embelesan, se estimulan en sus funciones, ambos indispensables, ambos poderosos.
Entregados en su conquista, y ella admirada en su contemplación.
En armonía ambos astros, disfrutando el resto de sus existencias.
Confiando siempre , que ese sol que nos calienta y esa luna que nos alumbra, repitan su inigualable espectáculo día tras día, mes tras mes, año tras año, hasta lo infinito.
Le ha parecido un cortejo, como una danza tribal ancestral, dónde el sol fulgurante da la bienvenida a la luna salvaje y ambos se embelesan, se estimulan en sus funciones, ambos indispensables, ambos poderosos.
Entregados en su conquista, y ella admirada en su contemplación.
En armonía ambos astros, disfrutando el resto de sus existencias.
Confiando siempre , que ese sol que nos calienta y esa luna que nos alumbra, repitan su inigualable espectáculo día tras día, mes tras mes, año tras año, hasta lo infinito.
Le
emociona la perfecta fusión que logran estos cuerpos celestes, a la par el
océano que los preside con tolerancia.
Y así dejando sosegado el devenir del tiempo, en el atardecer otoñal, con el fluir de la meditación, ha retornado a su casa, con una sencilla y bella sensación de plenitud.
Y así dejando sosegado el devenir del tiempo, en el atardecer otoñal, con el fluir de la meditación, ha retornado a su casa, con una sencilla y bella sensación de plenitud.
Veremos
mañana dónde le llevarán sus pies en la ruta, en los caminos, con los
pensamientos.
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