De la lejanía oscura provenían unos
estruendosos ruidos debía estar sucediendo algo importante, pero ella no
alcanzaba a adivinarlo, llegaba con retraso ...
Era la reunión clandestina de todos
los viernes, le habían insistido tanto otros
compañeros para que asistiera, que aquella noche se había decidido, sin embargo algo le hacia pensar
que no resultaría ser una buena idea.
En la residencia de estudiantes , en
la facultad de derecho era un secreto a voces, que algunos alumnos se reunían
en lugares secretos , aunque nadie sabía
muy bien con que propósito o en base a que intenciones.
Corrían rumores de que en esas asambleas
se sucedían una serie de acontecimientos de muy dudosa reputación,
celebraciones desenfrenadas lujuriosos encuentros
, invocaciones satánicas , rituales de magia negra.
Eran muchos los chismorreos al
respecto, sin embargo elucubraciones a parte, aún no se había topado con alguna persona
que estuviese dispuesta a desvelar los
misterios de tales hechos,o lo que sucedía realmente.
Aquellos temas de ocultismo despertaban su interés, había
de confesar que le atraían, infundiéndole
cierto recelo,era una situación inquietante, a sus oídos llegaban historias que le ponían el vello de
punta.
Pero su cometido era investigar, consiguiendo un buen artículo para su
revista, no se trataba tanto de creer o no en ellos, si no de tenerlos en respeto.
En esa nocturnidad de noviembre ante aquella entrada
gótica , siniestra, un escalofrío le recorría todo su cuerpo ,estaba inmóvil ante la verja
oxidada, la curiosidad morbosa que sentía
le impedía retroceder, incapaz de dar la marcha atrás.
Era la medianoche, reinaba un frío
aterrador, una niebla espesa cubría los jardines descuidados de alrededor de la
casa, semejaba un pequeño palacete estaba muy abandonado ,en estado ruinoso ,
las ventanas desvencijadas, los cristales rotos, casi engullido por la
frondosa vegetación circundante, envuelto en una aureola de tinieblas
que presagiaban malos augurios.
Estaba temblando , se sentía helada
o tal vez era la sensación de miedo que comenzaba a experimentar, en un lateral
del viejo muro de la edificación casi cubierta por la maleza descubrió una
campanilla , extendió el brazo para tocarla avisando de su llegada, antes de
que se produjese el sonido de la misma, escuchó unos pasos firmes que se
aproximaban.
No atinaba a girar la cabeza, era
como una estatua de piedra, se preguntaba quien podría ser,de pronto una tos
sospechosa rompía el silencio sepulcral, al tiempo se percató que había cesado al algarabía
anterior ,se respiraba una calma asfixiante, de nuevo esa tos sospechosa, le
hicieron estremecerse despertando sus
cuitas, que empezaban a dejar de ser infundadas.
No obstante atenta a las mismas
,intuyó de quien podrían ser,no daba crédito, dudaba, dudaba sobremanera, se bombardeaba a preguntas sin repuestas,
aquella tos...aquella tos...le resultaba familiar, se esforzaba en
reconocerla.
Hasta que plenamente convencida supo
a quien pertenecía, era la garganta rasposa e inconfundible del decano, a
velocidad de vértigo pensó qué demonios vendría a hacer allí, acaso el participaba en aquellos rituales, se acercaba
a ella inexorablemente,no sabía como actuar, no hizo nada.
No dejaba de repetirse una y otra
vez, el por qué se habría dejado convencer, encontrándose ahora en esa tesitura tan incómoda.
Por otra
parte era lo habitual ,siempre tropezaba
con aventuras de diferente índole , complementaban, daban sentido a su quehacer
de narradora de historias ,sabiendo que aquella noche, que en aquel lugar, encontraría una digna de ser narrada...
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