Enmarañada en los pliegues
de tu cuerpo
despertaba a la luz
tenue de la estancia
encontrando el lecho
vacío.
En el recuerdo arrumacos de seda,
cobijados en mi piel
cobijados en mi piel
sábanas alborotadas,
explayadas al desdén.
Anidas en mí como navegante
que alcanza su atraque.
explayadas al desdén.
Anidas en mí como navegante
que alcanza su atraque.
Mil noches enredada en
tu misterio.
Mil días perdida en tu
desencuentro,
fugaces imágenes de furtiva presencia.
En mi sueño perturbado
te buscaba,
tropezando tan sólo en
mi frenesí desmedido.
Ambicionando un entramado
endiablado.
El de tu sexo.
El de tu sexo.
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