lunes, 28 de abril de 2014

Al Silencio




Enmarañada en los pliegues de tu cuerpo
despertaba  a la luz tenue de la estancia
encontrando el lecho vacío.
En el recuerdo arrumacos de seda, 
 cobijados en mi piel
sábanas alborotadas, 
 explayadas al desdén.
Anidas en mí como navegante
que alcanza su atraque.
Mil noches enredada en tu misterio.
Mil días perdida en tu desencuentro,
fugaces imágenes de furtiva presencia.
En mi sueño perturbado te buscaba,
tropezando tan sólo en mi frenesí desmedido.
Ambicionando un entramado endiablado.
El de tu sexo.


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