jueves, 27 de noviembre de 2014

El Recuerdo de una Nana




Desde el patio llegaba la fragancia de los naranjos, tardes de calurosa primavera.
La antigua cuna  meciéndose con el recuerdo de la musicalidad de una nana, en aquellos años de mi infancia, a pesar de mi niñez. 
Mi abuela solía adormecerse a la hora de la siesta con sosiego, sentada en el banco de piedra, a la sombra de los árboles  de nuestra casa solariega; pero antes como ritual meditado, balanceaba  a mi hermano pequeño en su cuna, lo mecía con pausa, como sólo ella sabía hacerlo.
Su dulzura era exquisita, sus delicadas manos, su voz arrebatada a la quietud de la tarde, aquella  nana…… aún en mi memoria. 
Era yo más mayor , acurrucada en su regazo contemplaba la tierna mirada de mi abuela y el dormir plácido de mi hermano.
Todo lo demás  me sobraba, mi universo feliz eran aquellas horas vespertinas somnolientas, en las que la llegada del descanso era mi más preciado instante del día.
De entre esas nostalgias en mi mente, rememoro tantas veces aún hoy, la figura de aquella mujer; maniatada por los tiempos, golpeada por el duro trabajo, sometida a las circunstancias adversas.
La entereza de una persona hecha  así misma, avanzada en las vivencias del devenir.
Años de racionamiento, de pobreza ,de posguerra,  que marcaron la existencia de tantas personas que como ella supieron sobrevivir a lo pasado.
Su legado fue  inconmensurable, un amor sin condiciones.
La sabiduría trazada en sus gestos, aquellas mágicas canciones que para los sueños de mi hermano y los míos propios, fueron un tesoro incalculable en aras del bienestar.
Me cuentan… que poseo parecido físico y de carácter con ella, es sin duda un orgullo.
Conservo sus fotos sobre mi mesilla de noche,  en sus brazos protegida; en algunas ocasiones cuando en vigilia pienso en ella, me parece escuchar en los silencios de la madrugada, el susurro de sus bellas palabras.
Anidan en mi corazón reconfortando ahora mi madurez, mitigando su ausencia.
Parte de lo que ella me entregó tan generosamente , contribuye a enriquecer la personalidad de mi ser.
De lo que fui, una nieta afortunada, de lo que soy, una mujer adulta consciente de saber que lo  importante en la vida se nutre de la sencillez de lo cotidiano; de momentos grabados en los recovecos del alma, dónde una se siente amada en plenitud.










Tiempo de Ausencia







 








Vagan las horas en telarañas
de mi memoria innata.
Diminutas mis manos asidas
a una imperfecta distancia.
Desde mi nuca
recorriendo mi espalda
vibran mis gemidos heridos,
van estremeciendo mis entrañas.
Hasta que mi cuerpo tiembla
en deseos malditos.
Te deslizas por mi ondulado vientre
se dilatan mis pupilas,
serpenteas por mis venas.
En la soledad de mi destino
con la esclavitud de tus garras.
Entre los pliegues oníricos
de preguntas sin respuestas.
Voy recordando los embistes
eternos de tu sexo.
Tan certero, desnudaste mi ser……
Y despierto de un insomnio frío,
buscando entre sábanas rotas
ese tiempo de tu ausencia.
 






martes, 18 de noviembre de 2014

Déjame Ser



  

Resurge de mis latidos
en los arrecifes del deseo,
para tener de tus labios
tu infinito.
Déjame ser…..
Tus silencios
en el surco de las rocas.
Tus palabras
en el círculo de tus sombras.
Engendrar mi anhelo aterido
en las aguas dormidas,
sin derramar mi sangre.
En las espumas del miedo
sin perder mi alma.
Quiero cobijar mis huellas
con las alas de tu viento.
De la tierra huérfana,
la rama alongada
del tronco robusto de tu árbol.
Sin adentrarme al vacío
sorber de tus húmedas raíces,
el alimento tibio
que sustente mi guarida.
Con la marea de tus designios
sentir de nuevo, tus corrientes marinas.
Déjame ser…
Aunque sea sólo un instante
de tu tiempo exiguo.