martes, 13 de mayo de 2014

Quietud




Inmóvil, a tu silla atado,
en la arena de la intranquilidad.
Girabas tu cabeza
de derecha a izquierda,
de izquierda a derecha.
Era cada pierna yerma,
sentencia  calculada.
Lastre en actitudes quietas,
en compostura comedida.
Tu mirada cautiva, atenta
a la lontananza de los mares salados.
Apenas  se mutaba tu eterna quietud.
Apenas un vaivén en tu semblante.
Apenas una sinrazón de un segundo.
Deseabas acercar tus pasos a la orilla,
recordabas  tus pies en agua bañada,
añorabas los vientos en alguna mejilla.
Súbitamente, imaginé tu andar.
Te alzaste.. , tu vida ya caminaba.

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