Inmóvil, a tu
silla atado,
en la arena de la
intranquilidad.
Girabas tu cabeza
de derecha a izquierda,
de izquierda a derecha.
Era cada pierna yerma,
sentencia calculada.
sentencia calculada.
Lastre en actitudes quietas,
en compostura comedida.
Tu mirada cautiva,
atenta
a la lontananza de los mares
salados.
Apenas se mutaba tu eterna quietud.
Apenas se mutaba tu eterna quietud.
Apenas un vaivén en tu semblante.
Apenas una sinrazón de
un segundo.
Deseabas acercar tus
pasos a la orilla,
recordabas tus pies en agua bañada,
añorabas los vientos en alguna
mejilla.
Súbitamente, imaginé tu andar.
Te alzaste.. , tu vida ya
caminaba.
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